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lunes, 12 de octubre de 2009

ORACION DE JESÚS POR LA UNIDAD DE SUS DISCÍPULOS (Juan 17).

No se puede precisar el lugar exacto donde el Maestro pronuncio esta oración, pero quizás se trate de una acción realizada después de la cena y antes de llegar al monte de los olivos. Su contenido es básicamente de intersección. En los versos 1-5 intercede por sí mismo. En los versos 6-19 intercede por los discípulos, y en los versos 20-26 por los futuros creyentes.

Para sí mismo Jesús pidió ser glorificado en dos formas: Primero en cuanto a su autoridad para dar vida eterna a los hombres (Vs.1-3). Segundo en su persona misma, al regresar al Padre (Vs.4,5). Cristo està reclamando la gloria que tenìa junto al Padre antes que el mundo existiera (Juan 1:1; Filipenses 2:5,6).

El maestro comienza su oración con esta afirmación: “Padre, la hora ha llegado”. Recordemos que la existencia de Jesús estaba regulada por el tiempo. Desde su nacimiento mismo (Efesios 1:9,10; Gàlatas 4:4), pasando por su primer milagro en las bodas de canà de galilea (Juan 2:1-4), Su exposición al público (Juan 7:1-6), su viaje final a Jerusalén (Lucas 9:51), la llegada del momento de Crisis (Juan 12:23) y su entrega final (Lucas 22:52,53). Toda la vida de Jesús estuvo marcada por este sentido de misión y de urgencia en lo que hacia (Juan 9:4). Su vista siempre estaba fija en glorificar al Padre para que el Padre lo glorificara a Èl. La mayor gloria para Dios està en impartir vida eterna a los hombres. Este era el trabajo de Jesús, atraer al hombre a Dios por medio de la fe en Èl (Juan 14:6).

En el verso 2 el maestro afirma que da vida eterna a todos los que el Padre “Le ha dado”., dejando la impresión en el que lee que la salvación es solo para algunos que han sido señalados de antemano por el Padre. Sin embargo hay que recordar que esta es una conversación entre dos miembros de la Divinidad, por tanto, en vista de que para Dios no hay sorpresas, pues el Padre sabe desde el principio quienes han de ser recipientes de su gracia (Ver como ejemplo Hechos 13:48). Desde el punto de vista del hombre, la salvación es universal, se ofrece a todos por igual y todos tienen en su poder la facultad de decidir que hacer con ella, si aceptarla o rechazarla. Dios por su parte no puede retraerse de su derecho y facultad de saber de ante mano lo que nosotros vamos a decidir, pues el es Omnisciente (Salmos 139:1-6).

La labor de Cristo era impartir el mayor don de Dios a los hombres: LA VIDA ETERNA. Todas sus enseñanzas, sus milagros, su vida, pasión, muerte y posterior resurrección eran parte de su llamado al hombre. La oración ofrecida por Èl es, en cierto modo, una especie de informe del cumplimiento de su comisión, antes de regresar al Padre.

Resulta interesante ver la definición que el maestro da de vida eterna. Èl no se refiere a ella como una existencia sin fin, sino como la posesión de un conocimiento completo de las personas del Padre y del Hijo. Por tanto la vida eterna no es estática, sino que crece y se expande en la medida en que conocemos màs estas dos personas.

En la segunda sección de su oración (Versos 6-19) Jesús ora por sus discípulos pidiendo al Padre dos cosas para ellos: Primero que sean guardados del mal (V.11). Segundo que fueran Santificados (V.17).

El verbo guardar que aparece en los versos 11 y 12 se refiere a la protección física, principalmente, pues el maestro refiere en el verso 12 que Èl les brindó esta clase de protección mientras estuvo con ellos y ninguno ser perdió excepto Judas, el cual por su inclinación al pecado es señalado como hijo de perdición. Tambièn tiene que ver con la protección espiritual sobre el maligno (v.15).

La finalidad de guardar a los discípulos es para que se mantuvieran unidos en la misma forma que el Padre y el Hijo. Jesús quiere una unidad perfecta (V23), lo cual considera un requisito para que el mundo crea que el Padre le habìa enviado (v.21). Precisamente la falta de unidad en los creyentes es lo que no ha permitido que màs personas lleguen a servir a Cristo. La división es una prueba de la carnalidad (1Corintios 3:1-3). Pero debemos distinguir entre “Unidad” y “Unanimidad”. La unidad se refiere a la indivisibilidad del corazón y los propósitos esenciales de los creyentes. Esto se logra a travès de una creencia común y un estilo de vida común. Por su parte la unanimidad quiere decir concordia absoluta de opinión entre determinado grupo de gente. En la unidad tenemos concordia en los asuntos de fe y libertad en los asuntos de opinión. La unidad que propone el Espíritu Santo la podemos leer en efesios 4:1-6 y se basa en la creencia de que hay un solo cuerpo que la iglesia, un solo Espíritu, una sola esperanza para todos los creyentes, un solo Señor que es Jesucristo, una sola fe o sistema de creencias el cual tiene como base la Biblia, un solo bautismo que es el de Cristo (Hechos 19:1-6) y un solo Dios y Padre (1Corintios 8:4,5).

El otro factor del la oración de Jesús es la santificación de sus discípulos. La santidad implica la idea de estar apartado para un propósito específico, por tanto incluye la separación de todo aquello que no tenga nada que ver con ese propósito. Jesús dice que la fuente de esa santificación es la verdad de la palabra de Dios (V17). 1Pedro 1:22 señala que solamente la verdad purifica nuestras almas, pues la mentira no procede de Dios, sino del diablo. Igualmente el maestro enseñó en Juan 8:32 que la libertad del pecado y su posterior condenación se encuentra en conocer la verdad. Aquí conocer no es solamente tener un concepto teórico del asunto, sino un conocimiento práctico y vivido de la verdad.

Ayudemos a Jesus orando para que su oracion sea contestada

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