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jueves, 18 de noviembre de 2010

Un puente, no una cerca


Un puente, no una cerca

Recientemente, leí la siguiente historia:

Había una vez una pareja de campesinos que no se llevaba bien. Un ancho barranco separaba sus dos fincas, pero como señal de su mutua aversión, cada uno construyó una cerca del lado suyo del barranco para mantener fuera al otro. Con el tiempo, sin embargo, la hija de uno hizo amistad con el hijo del otro, y se enamoraron. Determinados a no mantenerse separados por la tontería de sus padres, echaron abajo la cerca y utilizaron la madera para construir un puente que cruzara la hondonada.

Cuando Adán y Eva pecaron, hubo una separación (cerca) entre Dios y el ser humano. Con los siglos, Dios proveyó a Jesús (puente) para llegar a Él. Jesús dijo que no existe posibilidad de ir a Dios si no es a través de él (Juan 14:6), y la oración se constituye en el único camino para hablar a Dios a través de Jesús. El problema es que Dios no nos escucha si, estando en pecado, pedimos otra cosa antes que buscar Su perdón (Juan 9:31, Proverbios 28:9).

Al final, si analizas cada decisión que tomamos, cada acción y pensamiento que tenemos, hace una de dos cosas: construye puentes o cercas que nos acercan o separan de Dios. Por lo tanto, hoy decidamos construir puentes, no cercas.

Apocalipsis 3:20
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.



Autor: David A. Guerrero S.

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