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viernes, 13 de abril de 2012

LA REPUTACIÓN DE DIOS

Introducción

Reputación significa Opinión que se tiene de alguien o algo. Fama, prestigio. Otras palabras asociadas son nombre, renombre, palabra, honra, notoriedad, gloria, celebridad.

La reputación es la fama, renombre, notoriedad o gloria que alguien alcanza por comportarse de una manera u otra. Por ejemplo cuando una persona acostumbra a prometer y no cumplir adquiere reputación de demagogo, mentiroso y poco confiable. Si esta persona en constante en embriagarse, adquirirá fama de borracho.

Si por el contrario se dedica a ser honesto, a pagar sus deudas puntualmente y a respetar lo ajeno, adquirirá reputación de honrado y aun cuando no tenga dinero disfrutará de buen crédito.

Si alguien lo tiene todo, pero una mala reputación, eso le impedirá ser exitoso y disfrutar su prosperidad. Lo opuesto también es cierto (Eclesiastés 7:1). Por eso Dios cuida celosamente su buen nombre, su gloria, su palabra, su fama, su prestigio, porque él es luz, es veras, es santo y no puede permitir que su nombre se manche.

I- DIOS CUIDA CON CELO SU GRAN NOMBRE

1. Cuando Moisés fue ante faraón le dijo: “Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. “(Éxodo 5:1-2). La respuesta de Dios a la falta de respeto de faraón fueron las 10 plagas de Egipto que buscaban demostrar quien es Jehová (Éxodo 6:1-8...observe como el Señor repite "Yo soy" varia veces). “Pero en verdad, por esta razón te he permitido permanecer: para mostrarte mi poder y para proclamar mi nombre por toda la tierra”. (Ex. 9:16)

2. Cuando el pueblo de Israel fue en cautiverio a causa de su pecado, el Señor se comprometió a rescatarlos, no porque lo merecían, sino porque su nombre estaba en juego entre las naciones. “Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, porque de ellos se decía: Estos son el pueblo del SEÑOR, y han salido de su tierra. Pero yo he tenido compasión de mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron. Por tanto, di a la casa de Israel: "Así dice el Señor DIOS: 'No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy el SEÑOR'--declara el Señor DIOS--'cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas.” (Ezequiel 36:20-23).

II- LOS GRANDES SIERVOS DE DIOS CUIDARON LA REPUTACIÓN DE DIOS

1. José sabía que si se acostaba con la mujer de potifar dañaría la buena fama de su Dios. Por eso prefirió caer preso que hacer ese gran mal y pecar contra Dios (Génesis 37:7-9).

2. Cuando Josué perdió la batalla ante Hai, oro a Dios recordándole que lo que estaba en juego no era solo la vida del pueblo de Israel, sino la reputación de Dios: “¡Ah, Señor! ¿Qué puedo decir, ya que Israel ha vuelto la espalda ante sus enemigos? Porque los cananeos y todos los habitantes de la tierra se enterarán de ello, y nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra. ¿Y, qué harás tú por tu gran nombre?” (Josué 7:8-9) .

3. Moisés, cuando Dios quiso destruir al pueblo por rebelde, apeló al prestigio de Dios para que no lo hiciera: “Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego; y que has hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo:
Por cuanto no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el desierto.
Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo:
Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho.”

4. David enfrentó a Goliat y peleo con él, porque la reputación del Dios todopoderoso estaba en juego y estuvo dispuesto a morir por ella: Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
“ 1Samuel 17:45-47)


III- CUANDO PECAMOS DESHONRAMOS A DIOS

1. El mismo David que cuidó la reputación de Dios siendo un jovencito, la deshonró cuando era un rey y estaba en lo más alto de su carrera. Tomo una muer ajena y mató a su marido (2 Samuel 11). Esta fue la respuesta de Dios a su pecado: “¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.
Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.
Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol.
Porque tú lo hiciste en secreto; más yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.
(2 Samuel 12:9-14).

2. La mujer casada debe amar a su marido y sus hijos, ser obediente y hacendosa, para que la palabra del Señor no sea blasfemada (Tito 2:3-5).

IV- SI CUIDAS LA REPUTACIÓN DE DIOS, DIOS CUIDARÁ DE TI

1. El Señor estaba con José (Génesis 39:2, 3,21,23).

2. Josué derribó los muros de Jericó y enfrentó y pisoteó a todos los reyes que se le pusieron por delante (Josué 10).

3. Cuando Aarón y María hablaron murmuraron de Moisés, vea como salió Jehová de defenderlo: “Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres.
Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos.
Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.
No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.
Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?
Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.
Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.”

4. David venció al gigante, y le cortó la cabeza, porque defendió el honor de Dios y él peleo por David.

CONCLUSIONES.

1. La reputación de nuestro Dios debe ser celosamente cuidada por nosotros. Si ninguna otra cosa te mueve a hacer lo correcto, hazlo para que el nombre de Dios sea exaltado, si estas cansado de sufrir y estas a punto de tirar la toalla, resiste un poco más pensando en que la fama de Dios está en juego: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1Pedro 4:14).

2. La fama de Dios es una garantía para los que le sirven. Cuando nuestra cuenta de banco espiritual esté en bancarrotas, el Señor puede obrar a favor nuestro por amor de su nombre: “Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. “ (1 Samuel 12:22; Ezequiel 36:20-23).

3. Descuidar nuestra salvación, tener en poco su palabra y no sujetarnos a las autoridades deshonra a Dios. Pero ocuparnos en buenas obras, hablar conforme a sus palabras y hacerlo todo como para él y no para los hombre, honra debidamente a nuestro hacedor.

4. Si hacemos de la reputación de Dios la prioridad de nuestra vidas, él tendrá cuidado de nosotros.


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