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lunes, 11 de febrero de 2013

INCREDULIDAD DE LOS HERMANOS DE JESUS (JUAN 7:1-9)

Tras la muerte de Juan el Bautista, Jesús decreta un período de retiro para él y sus discípulos (Marcos 6:27-32). El ambiente estaba muy caldeado, los Judios procuraban matarle (Juan 5:18)  y el tiempo en que había de ser recibido arriba en gloria (Lucas 9:51) todavía no había llegado. Recordemos que el maestro vino a cumplir lo dicho de él por la ley y los profetas (Mateo 5:17-19; Juan 19:30).  Las cosas debían suceder en el orden que estaba establecido para dar cumplimiento a todo (Efesios 1:9,10; Hechos 4:27,28).
Durante este período de retiros Jesús alimenta multitudes, camina sobre la mar, visita ciudades gentiles como Tiro, Sidón y Decápolis, se retira también a Betsaida y a Cesarea de Filipos, etc.

Pero sus hermanos carnales (Mateo 13:55,56) que aún no creían en él, no entienden por qué esos grandes milagros y sus grandes enseñanzas, son dadas en lugares desiertos y no en los grades centros urbanos de Israel. El razonamiento de sus hermanos es totalmente mundano y  materialista. Lo único que ellos entendían era que la propaganda trae beneficios y que Jesús a pesar de sus poderes no la estaba haciendo. Se acercaba la fiesta de los tabernáculos y  sugirieron que la oportunidad era adecuada para hacer una especie de show exhibicionista y así sacarle provecho personal a sus poderes milagrosos.


La fiesta de los tabernáculos era celebrada entre el 15 y el 22 del séptimo mes judío (Tisri),  En ella conmemoraban el tiempo que estuvieron habitando en tiendas en el desierto y era una acción de gracias por las cosechas. La gente habitaba en tabernáculos  o cabañas (Chozas-Levítico 23:34,39-43). Se hacía una peregrinación hasta Jerusalén desde cualquier  parte de Israel o del mundo para estar en el templo y era una de las 3 fiestas judías más importantes, junto con la Pascua y Pentecostés, lo cual la hacía muy concurrida.
El maestro contesta a sus hermanos carnales con dos argumentos. Primero su tiempo no había llegado. No se trata aquí del tiempo de su muerte, sino el de hacer una manifestación pública como la que hizo en Mateo 21:1-11. Incluso la palabra griega usada por Juan en 7:6 es Kairos (Tiempo) y es diferente a la palabra griega Horah (Hora) que usa para referirse al tiempo en que Jesús debía morir (Véase por ejemplo Juan 7:30; 13:1; 17:1). Entonces lo que Jesús desea decir es que el tiempo de hacer la manifestación pública que ellos pedían no había llegado. Esta forma de entender sus palabras  esta avalada por lo que dice el verso 10.
Es bueno comentar lo que Jesús dice en la última parte de este verso 6. : “Más vuestro tiempo siempre está presto”.  Es decir, que para el que busca su propio beneficio cualquier hora es buena para lograrlo, pero él tiene que responder a los lineamientos de una misión que ha sido cuidadosamente elaborada por el padre, incluyendo los detalles más pequeños. Así que él ánima a sus hermanos a subir a la fiesta, pues no importaba a que hora ellos llegaran, pero él solo debía llegar en el momento y de la forma indicada.

El segundo argumento presentado por Jesús a sus hermanos para no hacer una manifestación pública de sus poderes es que a él lo aborrecen. Siendo su forma de ser, de actuar y su  misión diferentes a la del mundo, no es extraño que el mundo le aborrezca. Sus hermanos formaban parte del mundo y por tanto el mundo los amaba (Juan 15:19), pero a Jesús no, porque él testificaba que sus obras eran malas (Juan 3:19.21)